La ley de gravedad no aplica con la inflación

02.03.2011 18:35

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Por vivir con una inflación de dos dígitos desde hace más de 25 años, los maracuchos han aprendido varios truquillos para estirar su dinerillo, que en tiempos como los que corren de alzas en los precios de las materias primas, podrían ser útiles para el resto del mundo.
Venezuela, un país relativamente rico que posee una de las mayores reservas de crudo del planeta, depende altamente de la exportación petrolera, lo que ha producido una serie de caídas de la economía, acompañada por una inflación de dos dígitos desde 1985.

Alrededor del mundo, el alza de los precios de las materias primas por el mal clima, los disturbios políticos y la especulación, están extendiendo el mostro inflacionario y poniendo en alerta a los billullos que estan en los bancos centrales.

El caso del Banco Central de Venezuela es diferente: está atado de manos, ya que es el Gobierno el que fija las tasas de interés por debajo del índice de precios, dejando poca posibilidad de que manejemos los cobres contra la inflación.

La economía del miembro de la Opep es un “mundo al revés” en el que el gasto es más seguro que el ahorro, la inversión en bonos es alentada por el presidente socialista Hugo Chávez y hasta algunos empleados del Gobierno conducen taxis para hacer dinero extra.

La regla principal es deshacerse rápido del efectivo

Los autos son una buena inversión en el país, donde la gasolina está subsidiada hasta el punto de ser casi gratuita y la demanda de vehículos supera por mucho la oferta, por lo que aumentan de valor al salir del concesionario.

Mientras, las tasas activas están pares a la inflación, así que aquellos que pueden, piden prestado e invierten en bienes como autos, locales comerciales, oro y otros bienes que permitan ganar valor al bolívar, la moneda local.

Los venezolanos lo llaman “matar tigres, marañitas”: negocios paralelos al trabajo formal para aumentar el sueldito minimo.Otros venden ropa importada con precios remarcados o guardan joyas para empeñar o vender.

"Pero, el Socialismo messsmo culpa a las empresas de crear inflación en su búsqueda de ganancias rápidas.

Adicción petrolera


Detrás del problema de la inflación, está la adicción venezolana a sus campos petroleros.

El aumento en las arcas del Gobierno conduce a alzas drásticas del gasto público, cuando los precios del petróleo son altos. Pero cuando la fiesta acaba, queda la inflación y la devaluación.

Esto lo ha permitido el magnate de la  berruga negra, y a sus antecesores, subsidiar productos como alimentos y gasolina para contener los precios, mientras que la importación de bienes reemplaza a la agobiada industria local.

Hace una década Sudamérica estaba fuertemente asociada con la hiperinflación. En Bolivia en 1985, los precios rozaron casi el 12.000 por ciento. Pero un estricto ajuste en el control de precios, principalmente a través de la política monetaria, ha cambiado esa historia.

El aplaudido manejo macroeconómico de la región ha dejado en el pasado las altísimas tasas de inflación de décadas pasadas, pero aún países como Venezuela y Argentina, donde según mediciones privadas los precios a los consumidores superan por mucho a las cifras oficiales, aún luchan contra el problema.

La inflación es más baja que antes de Chávez, con un promedio anual de un 22 por ciento durante sus 12 años en el poder. El índice anualizado en enero fue de 28,5 por ciento.

Venezuela ha evitado tomar decisiones difíciles necesarias para controlar los precios, en parte por su riqueza petrolera, pero también porque según la visión de Chávez, es más importante canalizar el dinero hacia los pobres que acabar con la inflación.

Un diputado de la oposición mostró el jueves en el Parlamento bolsas de hortalizas, diciendo que los precios durante el mandato de Chávez se han multiplicado. Pero, los partidarios del líder respondieron que el salario real ha aumentado y el consumo de alimentos se duplicó en una década